
Dicho aplazamiento indignó a la afición local, que en un reducido número lanzó piedras a los jugadores barcelonistas cuando éstos, caminando, abandonaron el campo para regresar al hotel. Por suerte sólo hubo que lamentar "la rotura de dos cristales de la puerta del establecimiento y una leve erosión en la frente de Sagi". Por suerte solo hubo desperfecto de algo que podría haber llegado a ser un peligro para los jugadores blaugranas, que se habian visto enredados en una situación en la cual apenas tenía culpa, además el 6-0 de la ida, tampoco aguraba que se complicara la eliminatoria
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