
No hubo tantapasión en los silbidos hacia otros jugadores, como Henry, sólo porque al menos ellos sí sufrieron en sus carnes el escarnio de Madrid. La afición, soberana, consideró que si los jugadores habían llevado al desastre a este equipo,al menos debían tener los suficientes cojones para ir a soportar la chanza blanca y luego intentar ganar. Deco y Eto'o no lo hicieron y por eso el Camp Nou los castigó, muy duramente.
La bronca que se ahorró Eto'o en el Bernabeu por su incomparecencia se la llevó esa noche en el Camp Nou. Y redoblada. Deco no aguntó la presión y ya no salió tras el descanso, según su Rijkaard por "molestias en el abductor". El camerunés capitalizó los pitos en la segunda parte, incluso cuando marcó un gol que remachó con rabia contra la red. Esa rabia que todos hubieramos deseado que se produjera en Madrid
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