
El 8 de mayo de 1978, Johan Cruyff decía adios al Barça como jugador. Y
lo hizo a con un estilo "casi catalan". Cien personas se reagruparón
alrededor de unas bien alineadas mesas, al mediodía en los vestíbulos
del estadio blaugrana. Johan Cruyff, sus compañeros de equipo, el
personal que cuida del recinto y Raimon Carrasco, como presidente aún en
funciones del club. No faltaba nadie a la cita. Se bnindó con buen vino
del Penedes y en medio de un ambiente cordial. Era la despedida del
crack. Al menos, de los terrenos de juego, de momento en la liga
española.
Tras las botifarras, las chuletas y el vino, Raimon Carrasco hablaba de
la trayectoria barcelonista de Johan Cruyff. Por su parte, Rinus Michels
dijo que se "sentía orgulloso de haber tenido, tanto en al Ajax como en
el Barcelona, a un jugador de su categoría. El propio Cruyff ponía la
rúbrica dando las gracias al Barcelona por cuanto había hecho por él.
Unos aplausos y un brindis pusieron punta final a un acto sencillo pero
que sería inolvidable para la familia blaugrana
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