
Se llega al descanso. A los doce minutos de la segunda parte se desata el "guerra". Serena entra por el centro del área y cae ante la entrada de Eladio, justo en la misma línea del área. Rigo deja seguir. La lluvia de botellas es bestial, fue lo nunca visto. Por aquell época eran muy frecuentes los lanzamientos de almohadillas al terreno de juego, pero excepcionales los de botellas. Pero aquel día llovieron botellas de cristal, de cuarto o tercio de litro, de cerveza, Coca-cola, Fanta... En caso de impacto podían hace mucho daño.
Algo más tarde, una fricción entre Torres y Amancio provoca otra tremenda lluvia de botellas, que los propios jugadores piden al fondo que cese. Sadurní decide pasar desde ese momento y hasta el final de encuentro, cuando no tiene el juego cerca, dentro de la portería, esperando que la red le proteja, porque algunos hacen tiro al blanco con él. En cada zona del campo, cualquier falta de un barcelonista cerca que la banda es replicada con una lluvia de botellas.
e llega al final con el solitario autogol de Zunzunegui. Cuando Zaldúa recoge la Copa de manos de Franco, el estadio es un grito unánime: "¡Rigo, campeón!". Justo al llegar a celebrarlo con sus compañeros una de las botellas impactan el y algunas en la Copa que queda magullada. El Barça se retira al túnel entre más botellas, parecía mentira que aún quedaran alguna en poder de los aficionados
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