
La verdad es que se desconoce cuantos socios aceptaron la propuesta y llegaron a alistarse en el ejercito. Podemos recordar como era su talante, cuando fue capaz de decir delante del propio Joan Gamper: "El Barcelona, soy yo".
Su etapa al frente del club se caracterizó por las constantes polémicas, porque siempre quiso imponer su criterio e incluso consiguió que los jugadores se rebeleran contra él. Sólo abandonó la entidad cuando el Capitán General de Catalunya le obligó a dimitir al final de la temporada 1914/15, dado que durante su presidencia accidental la situación del club se había vuelto insostenible.
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