dimecres, 13 d’abril del 2022

Cap. 10526: Johan Cruyff entre la espada y la pared

En abril de 1989, las malas lenguas aseguraban que la "movida" se había puesto en marcha enel Camp Nou. Decian que el fichaje de Romerito había sido el detonante y que ahora, ya eliminados de la competición copera, con la Liga más blanca que nunca y la única opción era la Recopa, y los nervios se habian apoderado tra vez del barcelonismo.
El rostro de Johan Cruyff en el foso del Manzanarez (4-0), fue todo un poema. Un Johan envejecido y con mil surcos en la cara, con la vista perdida y cierto aire de desesperación. Nos dió la sensación de que, en su interior, el que fuera mejor jugador del mundo, sintió el deseo de saltar al campo para demostrar como se rompe una defensa. Pero no. Tuvo que conformarse con morderse las uñas, comerse los "Chester" como si fueran chocolatinas y conformarse pensando que todavía quedaba la oportunidad de Sofía. No hay más cera que la que arde y, aún reconociendo que en esto del fútbol todo era posible, no dejaba de sorprender que un colectivo de
profesionales, "a priori” inmejorables y con etiqueta supermillonaria podian llegar a cometer errores como los que se cometieron ese miércoles en Madrid. Difícil papeleta tenía la del Barça. Pero debe quedar muy claro (eso se digo a Cruyff) que la afición poca culpa tiene del irregular rendimiento del equipo. De un equipo hecho a su medida y sin pararse apensar en la cantidad de ceros que ha sido necesaria para conseguirlo


 

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