(Opinión Personal 4 de abril de 2009)
Pep Guardiola: 37 años y apenas ha comenzado su carrera como entrenador del Barça (Filial y Primer equipo)
Frank Rijkaard: 46 años ha entrenado a la Selección de Holanda, Sparta de Rotterdam, FC Barcelona.
1. Más mano dura. Es lo que le perdió a Rijkaard. Al holandés le
faltó la autoridad y he intentar dar algún grito para controlar un
corral repleto de gallos y del todo viciado. Para Pep en cambio son
importantísimos el orden y la disciplina. No pasa ni una (varios
jugadores ya han pagado multas por retrasos) y, si realmente existe el
código interno que se creó el verano pasado para atajar la inercia de la
autocomplacencia, forma un bote común para comidas o cenas a base de
multas por retrasos, salidas nocturnas y actitudes poco apropiadas. Su
libreto es inflexible y si el futbolista es reincidente puede ser
expulsado.
2. Entrenamientos de verdad. Pep da una importancia vital al
entrenamiento. Acostumbrados a Rijkaard donde los entrenos apenas
duraban media hora y a un par de ronditos y algún estiramiento, los
jugadores tienen que ponerse las pilas y ahora deben entrenarse a doble
sesión si es necesario. Guardiola da mucha más importancia al físico que
Rijkaard y a sustituido Albert Roca por Lorenzo Buenaventura, hombre de
su confianza. También se ha encargado de confeccionar la nómina de
recuperadores, fisioterapeutas y preparadores.
3. De La Masía a Sant Joan Despí. El nuevo Barça ha abandonado La
Masía y ahora entrena en la ciudad deportiva de Sant Joan Despí, un
recinto casi desconocido para la mayoría de los futbolistas del primer
equipo. Con esta decisión Guardiola pretende que, además de los
entrenamientos puros y duros, se trabaje el vídeo y se estudie a los
rivales, algo que obviaba Rijkaard. Además los jugadores deben estar
presentes una hora antes del entrenamiento para desayunar con los
compañeros...
4. Control absoluto. Guardiola delega, pero lo controla todo. A
diferencia de Rijkaard, está encima de cada uno de los departamentos
confeccionados y no le gusta perder detalle de nada. Toma decisiones
comprometidas y quiere dejar claro de entrada que quien manda es él.
5. Unión en el vestuario. El de Santpedor consiguió con el filial
crear una auténtica piña y ha motivado a sus chavales con cenas
-pagadas con las multas o de su bolsillo cuando se encadenaban tres
triunfos consecutivos- o llevándoles al cine. Pretende acabar con la
imagen de descontrol y barra libre del primer equipo. Y ahora se multa a
aquel jugador que con excusa o sin ella no esta en la Ciudad Deportiva
una hora antes del entrenamiento, aunque llegue y salte a la hora
programada, sera multado
6. Más estrategia. Quedó patente en la era Rijkaard que no se
trabajo mucho la estrategia, más bien nada. A Guardiola le gusta el
laboratorio y lo considera un recurso útil por si van mal las cosas.
Quiere que el equipo se aplique en ello. Por ello hay sesiones de video
no solo para conocer al rival sino para corregir los errores en el
partido anterior
7. Esquema moldeable. Frank Rijkaard se atascó con el 4-3-3 y,
aunque Guardiola use un estilo similar, Pep cambia el dibujo según la
situación. Fuera no se juega como en casa y a veces nutre de físico a la
medular perdiendo un atacante. No es raro ver intercambios en la
delantera o incluso de un 4-3-3 a un 3-4-3 o un 3-5-2 (con un Iniesta
apoyando al centro del campo)
8. Importancia de los extremos. Son clave en el esquema de Pep.
Con extremos se ataca más arriba y se juega en campo contrario, al
margen de ganar metros en la línea de presión. Con Rijkaard en plena
desidia, el Barça se empeñó en entrar siempre por el centro. Quien no
recuerda a Eto'o tropezando con Henry o Messi en la frontal del área
rival
9. Plantilla equilibrada. Esta temporada no ha habido fichaje
estelar tipo Henry o Eto'o. Se ha confiado en jugadores de equipo:
Piqué, Cáceres, Keita y Alves que han conseguido nivelar la plantilla,
aunque eso no quiere decir que los grandes nombres no puedan llegar. Eso
sí, en el Barça de Guardiola todos son iguales, sin excepciones.
10. Poco protagonismo. Pep se le ve más fuera del banquillo que
al holandés, moviéndose mucho, coincide eso si con Rijkaard en su poco
afán de protagonismo. Pero a veces es mejor abroncar a los jugadores a
la vista de todos que aquella desidia de Frank en las últimas temporadas
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