El 6 de mayo de 2009, los aficionados del Barça vivimos una de las
noches más emocionantes de toda su historia. El equipo disputaba la
vuelta de las semifinales de la Liga de Campeones en Stamford Bridge
tras el 0-0 registrado en el Camp Nou. En un duelo durísimo, en el que
el Barça no pudo imponer su juego, el Chelsea se adelantó con un gol de
tiro lejano de Essien en el minuto 9. Además, el conjunto blaugrana se
quedó con un hombre menos en el minuto 66 por expulsión de Abidal.
La eliminatora dada las circuntancias estaba en contra del equipo blaugrana, solo un acto de fe lo llevaría a la gloria y a la final de Roma. En el minuto 92, Xavi abre la jugada a la derecha para Alves, que avanza y centra al segundo palo. La pelota cae a los pies de Eto'o, que no puede controlarla, y Essien, en su intento de rechazarla la cede a Messi. Este conduce por el límite del área hasta que deja el esférico raso a un Iniesta bien posicionado en la frontal. El disparo del "Puto Gusiluz" (su alias en el Crackovia), de primeras, entra por la escuadra izquierda del portero Cech.
Se desató entonces la euforia. Guardiola enloqueció, corrió la banda como un poseso. Iniesta se transformó. Se llenó la boca de gol, perdió su habitual compostura de tranquilad y se sacó la camiseta... Espectacular. Una conquista que, irremediablemente, recordó a la de Bakero en Kaiserslautern: la gloria en el último suspiro, cuando apenas hay vida.
De ese día Iniesta hablo pocos años después de esta manea: "Mi principal recuerdo es cuando entra el balón y todos salimos corriendo. Fue un momento mágico, uno de los más felices de mi carrera. Fue un momento muy especial para mí por vivirlo en primera persona, pero creo que también para muchísima gente fue un día inolvidable. He visto la repetición muchas veces y creo que pasará mucho tiempo hasta que deje de sentir ese cosquilleo"
Una de las anecdotas de aquel día es con Bojan, este le prometió a Iniesta que le daría dos de sus entradas para la final de Roma si marcaba en Stamford Bridge. Iniesta no se olvidó de la apuesta ni siquiera en mitad de la eufórica celebración. En mitad del barullo, Andrés levantó la cabeza para recordarle al hoy futbolista del Stoke City : "Me debes dos entradas", ante la sorpresa del de Linyola
Gol del "Putogusiluz"
La eliminatora dada las circuntancias estaba en contra del equipo blaugrana, solo un acto de fe lo llevaría a la gloria y a la final de Roma. En el minuto 92, Xavi abre la jugada a la derecha para Alves, que avanza y centra al segundo palo. La pelota cae a los pies de Eto'o, que no puede controlarla, y Essien, en su intento de rechazarla la cede a Messi. Este conduce por el límite del área hasta que deja el esférico raso a un Iniesta bien posicionado en la frontal. El disparo del "Puto Gusiluz" (su alias en el Crackovia), de primeras, entra por la escuadra izquierda del portero Cech.
Se desató entonces la euforia. Guardiola enloqueció, corrió la banda como un poseso. Iniesta se transformó. Se llenó la boca de gol, perdió su habitual compostura de tranquilad y se sacó la camiseta... Espectacular. Una conquista que, irremediablemente, recordó a la de Bakero en Kaiserslautern: la gloria en el último suspiro, cuando apenas hay vida.
De ese día Iniesta hablo pocos años después de esta manea: "Mi principal recuerdo es cuando entra el balón y todos salimos corriendo. Fue un momento mágico, uno de los más felices de mi carrera. Fue un momento muy especial para mí por vivirlo en primera persona, pero creo que también para muchísima gente fue un día inolvidable. He visto la repetición muchas veces y creo que pasará mucho tiempo hasta que deje de sentir ese cosquilleo"
Una de las anecdotas de aquel día es con Bojan, este le prometió a Iniesta que le daría dos de sus entradas para la final de Roma si marcaba en Stamford Bridge. Iniesta no se olvidó de la apuesta ni siquiera en mitad de la eufórica celebración. En mitad del barullo, Andrés levantó la cabeza para recordarle al hoy futbolista del Stoke City : "Me debes dos entradas", ante la sorpresa del de Linyola
Gol del "Putogusiluz"
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