
Por primera vez un campeón de Europa tumbó al de la NBA. El
Regal Barcelona ganó a
Los Ángeles Lakers
(92-88) y lo hizo destrozándolo desde la línea de 7,23. Esa es la
distancia a la que están los triples en la liga profesional
norteamericana, tan temida en la previa y que, a la postre resultó fatal
para el conjunto estadounidense, que firmó un sonrrojante 0 de 14 por
los 12 que metió su rival. Fue una vitoria histórica, por cómo se
produjo.
Porque el
Barcelona tuvo que sobreponerse a un
arbitraje sospechosamente anticasero -de los tres colegiados dos eran de
la NBA y uno de la Euroliga- y, porque los Lakers no se dejaron nada en
el tintero, jugando durante muchos minutos con sus mejores hombres y
aplicando una intensidad defensiva como si se tratara de un partido
oficial.
Hasta ahora, ningún equipo europeo había conseguido doblegar a los
angelinos. Ni el Maccabi Tel Aviv israelí ni el Limoges francés ni el
Joventut español lo habían logrado. El conjunto azulgrana estuvo a punto
de conseguirlo hace dos años en el Staples Center, pero entonces se le
escapó el partido en el último minuto. Tampoco nunca el campeón de
Europa había ganado al de la NBA. En el único precedente, los Bulls de
Michael Jordan destrozaron al Olympiacos griego, pero trece años
después, el nivel del baloncesto en el Viejo Continente ha subido muchos
enteros. Y hoy los españoles se encargaron de demostrarlo.
Desde el primer minuto se vio que ni los
Lakers ni el Barcelona, pensaban tomarse el choque como un amistoso. El técnico local,
Xavi Pascual, sacó a su equipo de gala y
Phil Jackson hizo
lo propio, incluyendo en el cinco a su megaestrella, el escolta Kobe
Bryant, aun renqueante de su reciente operación de rodilla. Comandado
por un inspirado
Pau Gasol (13 puntos en el primer
cuarto), el conjunto estadounidense tomó la iniciativa en el marcador en
el arranque, con exiguas ventajas, eso sí, que no superaban los seis
puntos (10-16, min.7). Un triple de
Lorbek y un tiro libre de
Mickael dieron la primera ventaja a los catalanes (21-20, min.10) y, a partir de ahí, se sucedieron las alternativas en el marcador.
Liderados en ataque por
Navarro y
Mickael -entre los dos hicieron la mitad de los puntos de su equipo en la primera mitad- el
Barcelona pasó a dominar el partido ante la segunda unidad angelina, en la que ya no estaban ni
Gasol ni
Bryant ni
Artest.
El 30-26 del minuto 16 fue la máxima brecha que el conjunto azulgrana
logró abrir en el marcador durante la primera mitad, que gracias a dos
últimos triples de
Navarro y
Morris terminó
con ventaja local (45-44). El campeón de la NBA le dio la vuelta al
partido tras la reanudación, gracias a una falta inexistente de
Navarro a
Bryant y una técnica al propio
Navarro por protestar (47-52, min.26). Los ánimos se caldearon y
Pascual tuvo que pedir un tiempo muerto para frenar el ímpetu de sus hombres. Sin embargo, la cosa aún fue a peor.
El
Barcelona se había descentrado, y se atascó en ataque. Empezó a precipitarse y a protagonizar absurdas pérdidas de balón,
Ricky Rubio no encontraba el aro -a esas alturas de partido ya llevaba un 0 de 5 en tiros de campo- y
Navarro hacía algunos minutos que ya no estaba en pista. Por si fuera poco,
Bryant empezó a tener sus más y sus menos con
Mickeal y eso le picó. Así que liberó de responsabilidad ofensiva a
Gasol, que para entonces ya empezaba a tener problemas para superar a
Vázquez, y se puso al mando de las operaciones.
Los
Lakers se dispararon en el marcador 49-60
(min.30), hasta que el Barcelona, alentado por un público sensacional,
despertó de nuevo. Los triples de
Morris y
Lakovic, un par de canastas de dos de
Grimau y
Mickael
y un estratosférico mate de Vázquez, en la mejor jugada del partido,
dieron la vuelta al marcador (68-67, min.36) antes de que un gran 2+1 de
Gasol volviera a poner las cosas en su sitio al final del tercer
cuarto.
Navarro regresó a la pista para meter los siete
primeros puntos de su equipo en el último período y los locales
volvieron a mandar en el electrónico (76-74, min.42). Jackson comprobó
entonces que el campeón de Europa iba en serio. Pidió un tiempo muerto y
sacó a
Bryant y
Fisher para completar de nuevo el quinteto titular que debía jugarse los minutos cruciales. Pero para entonces, el
Barcelona se había puesto las pilas también en defensa. El Sant Jordi pasó a ser una caldera y hasta empezó a pitar al ídolo
Gasol en cada ataque.
Mikeal y Morris volvieron a acertar con los triples y el Barcelona se colocó 84-78 a 2:25 para el final del choque.
Y, aunque los dos árbitros norteamericanos se empeñaron en dar emoción al partido -señalaron supuestas faltas de
Sada y
Mickael sobre
Bryant- los de
Xavi Pascual supieron aguantar la presión en los segundos finales, donde no fallaron desde la línea de tiros libres.