Después del fusilamiento de Josep Sunyol se creó una comisión, llamada Comité de Empleados, para dirigir el club y evitar que nadie se apoderase de la entidad durante la guerra. Como el club blaugrana quedaba, en teoría, en manos de los trabajadores, la primera decisión que se tomó fue "confiscar" el club y el campo de Les Corts, avanzándose al sindicato CNT-FAI. La comisión quedó integrada por cinco personas de reputación intachable que habían estado siempre al servicio del FC Barcelona: Pere Ballarín, Manuel Bassols, Àngel Sánchez, el secretario general Rossend Calvet y el masajista Àngel Mur. En noviembre de 1937 se sumaron, en una maniobra muy hábil ideada por Rossend Calvet, tres directivos que habían formado parte de la junta de Sunyol: Francesc Xavier Casals, Agustí Bo y Paulí Carbonell. El primero se encargó de las tareas financieras, un trabajo realmente duro teniendo en cuenta que las cuentas de la entidad estaban prácticamente a cero, y en teoría ocupó el cargo de presidente de forma provisional. Esta comisión mantuvo vivo al FC Barcelona hasta el final de la Guerra Civil y, durante su mandato, el Barça ganó un Campeonato de Catalunya, una Liga Mediterránea y una Liga Catalana
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