Ocurrió en las semifinales ante el Inter de Mourinho. Bojan estaba en el
borde del área, rozando el fuera de juego pero sin llegar a traspasar
esa línea delgada invisible que marca la ilegalidad posicional cuando
Piqué, sin demasiada presión, se adentraba en la línea de tres cuartos
de la defensa neroazzurra. Bojan observaba atentamente mientras el
defensa central buscaba un hueco por el que meter el balón cuando pasó
el esférico a Yaya Touré, en el borde del área grande. Pero se adelantó
Samuel al pase, intentando uno de los peores despejes del partido, hasta
ese momento todos habían sido pulcros y sin obstáculos hasta la zona de
Valdés (las perdidas de tiempo de los equipos de Mou), que pegó en el
cuerpo de Touré. Tras el balonazo recibido, el africano envió el balón
al punto de penalty donde apareció el ágil Bojan para recogerlo. Fue en
ese momento cuando Bojan lo vió todo claro. Estaba frente a Julio César,
sin marca a la vista y con una posición favorable frente al portero. Un
toque, levantar la vista y el segundo toque adentro por el palo corto
del portero. Era el segundo gol del partido, el que lanzaba al Barça a
la final del Bernabéu, el que convertia a Bojan en el nuevo ídolo del
mundo culé, con este gol se acababan con las dificultades del partido,
de la eliminatoria... el que derrotaba al preportente Mourinho, el que
rememoraba el gol de Iniesta, de Bakero, de Evaristo... Goles que han
pasado a la historia y que han puesto a su autor con letras doradas en
nuestra historia... Pero Frank de Bleeckere, vio lo que quiso ver y
posiblemente el medio a una figura tan carismatica en el banquillo del
Inter, le hizo dudar y errar en esa jugada
"Un gol que debio pasar a la historia"
"Un gol que debio pasar a la historia"