Según parece, este primer partido fue muy duro y el portero Platko
terminó en el hospital con conmoción cerebral. La actuación del portero
del Barcelona fue tan meritoria y “heroica” que hasta el poeta Rafael
Alberti le compuso un poema:
“Oda a Platko”
Nadie se olvida, Platko,
no, nadie, nadie, nadie,
oso rubio de Hungría.
Ni el mar,
que frente a ti saltaba sin poder defenderte.
Ni la lluvia. Ni el viento, que era el que más rugía.
Ni el mar, ni el viento, Platko,
rubio Platko de sangre,
guardameta en el polvo,
pararrayos.
No nadie, nadie, nadie.
Camisetas azules y blancas, sobre el aire.
Camisetas reales,
contrarias, contra ti, volando y arrastrándote.
Platko, Platko lejano,
rubio Platko tronchado,
tigre ardiente en la yerba de otro país.
¡ Tú, llave, Platko, tu llave rota,
llave áurea caída ante el pórtico áureo!
No nadie, nadie, nadie,
nadie se olvida, Platko.
Volvió su espalda al cielo.
Camisetas azules y granas flamearon,
apagadas sin viento.
El mar, vueltos los ojos,
se tumbó y nada dijo.
Sangrando en los ojales,
sangrando por ti, Platko,
por ti, sangre de Hungría,
sin tu sangre, tu impulso, tu parada, tu salto
temieron las insignias.
No nadie, Platko, nadie,
nadie se olvida.
Fue la vuelta del mar.
Fueron diez rápidas banderas
incendiadas sin freno.
Fue la vuelta del viento.
La vuelta al corazón de la esperanza.
Fue tu vuelta.
Azul heróico y grana,
mando el aire en las venas.
Alas, alas celestes y blancas,
rotas alas, combatidas, sin plumas,
escalaron la yerba.
Y el aire tuvo piernas,
tronco, brazos, cabeza.
¡ Y todo por ti, Platko,
rubio Platko de Hungría !
Y en tu honor, por tu vuelta,
porque volviste el pulso perdido a la pelea,
en el arco contrario al viento abrió una brecha.
Nadie, nadie se olvida.
El cielo, el mar, la lluvia lo recuerdan.
Las insignias.
Las doradas insignias, flores de los ojales,
cerradas, por ti abiertas.
No nadie, nadie, nadie,
nadie se olvida, Platko.
Ni el final: tu salida,
oso rubio de sangre,
desmayada bandera en hombros por el campo.
¡ Oh, Platko, Platko, Platko
tú, tan lejos de Hungría !
¿ Qué mar hubiera sido capaz de no llorarte ?
Nadie, nadie se olvida,
no, nadie, nadie, nadie.
Según
la leyenda el aparatoso vendaje que lucía el arquero había sido obra de
Carlos Gardel, que en el vestuario hizo las veces de improvisado
enfermero.
Aquel mismo día, Gardel planificó una gira del Futbol
Club Barcelona por Argentina y Uruguay, que llevaría a la entidad
azulgrana a enfrentarse a River Plate, Boca Juniors, una selección de
jugadores de Rosario, y también a Nacional y Peñarol en Montevideo
La
amistad de Carlos Gardel con Samitier hizo que le compusiera un tango;
aunque más que una composición fue una nueva versión del tango
Patadura, donde se nombra al delantero y a varios jugadores del
Barcelona. En efecto, el 15 de diciembre de 1928, Gardel grabaría en
París una primera versión de Patadura. Pocos meses más tarde, el 1º de
marzo de 1929, Carlos Gardel decide realizar una segunda versión,
también grabada en París y con los mismos acompañantes (su trío habitual
de guitarras: José Ricardo, Guillermo Barbieri y José Mª Aguilar). Pero
en esta versión alternativa cambió los nombres de los futbolistas
argentinos y puso en su lugar los de cinco jugadores del Football Club
Barcelona: Piera, Sastre, Zamora, "Sami" (Josep Samitier) y Platko.
Los
partidos que se disputaron en Buenos Aires fueron un tanto desastrosos
ya que, según parece, Carlos Gardel se dedicó a enseñar a sus amigos la
"agitada" vida nocturna porteña y, evidentemente, los jugadores se
presentaban a los partidos con una importante resaca y en unas
condiciones, digamos, poco apropiadas para la realización de cualquier
otro deporte que no fuera dormir "la mona".
Era tanta la afición
de Gardel por el equipo blaugrana que incluso en la tumba de Carlos
Gardel en el Cementerio de La Chacarita dicen que hay un escudo
esculpido del “FC Barcelona” dedicado a su memoria.
Carlos Gardel
es Socio Honorario de por vida del F.C. Barcelona, y que cuando algún
mandatario del Barcelona o alguna sección del equipo va a jugar a la
Argentina, siempre hay alguien que asume un compromiso: visitar su
mausoleo para dejar un ramo de flores azules y rojas en honor al gran
amigo y primer anfitrión en Argentina del nostre clu