El 10 de febrero de 1982, una fricción entre Bernd Schuster y "Migueli"
parecía que iba a acabar con la armonia que había en la plantilla y con
HH. Nicolau Casaus, portavoz de la Junta, nuevamente ejercía de "apaga
fuegos":
_ "Estas pequeñas fricciones se dan en todos los clubs del país. Un
jugador entra con más fuera a otro porque se bate en los entrenamientos,
como en un partido de competición oficial y este cae al suelo. Al
levantarse se da cuenta de que le duele la pierna y pide permiso a su
superior para abandonar el terrenoe irse a los vestuarios. ¡Y ya
está!¡No hay que buscarle tres pies al gato. Lo que ocurre es que el
Barcelona es una caja de resonancia y la más mínima cuestión, que repito
es normal en otras entidades se hace grande y adquiere poco a poco
tintes de drama. No hay "guerra" entre Migueli y Schuster como ellos
mismos nos explicaron durante del lunes de la delegada y mañana
miercoles los veran a los dos en el entrenamiento tan felices y normales
como siempre"
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