El 12 de agosto de 2004, se acababa el serial. Samuel Eto'o ya era jugador del FC Barcelona, por cuatro temporadas. Lo que amenazaba con convertirse en un culebrón cuyo final se conocería sólo al del mercado estival, el día 31, terminaba cuando el camerunés posaba en el Camp Nou con la camiseta blaugrana. El Barça pagaba 24 millones de euros por el traspaso, que se dividían al 50 por ciento el Real Mallorca y el Real Madrid. El primero de los cuatro plazos se haría efectivo el 1 de julio de 2005. Eto'o firmaba por cuatro años, a razón de 3,2 millones de euros brutos por cada uno más incentivos, incluidos 750.000 euros a partir de un determinado número de partidos jugados y un premio de otros 750.000 euros por la clasificación para la Champions League, así como primas de 800.000 euros por el primer título conseguido y de 750.000 euros por el segundo. La cláusula de rescisión era de 150 millones de euros, la misma que tenía Ronaldinho.
En la rueda de prensa, dejaba la que posiblemente sería la frase más recordada de su carrera:
- "No soy de prometer cincuenta goles, pero correr como un negro para mañana vivir como un blanco, seguro que correré".
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