Según cuenta la leyenda, la decisión de la UEFA obligó a la delegación del Barça a actuar con prisas hasta el punto de que hubo que coser manualmente los logotipos en otra zona de la camiseta. Se implicó hasta Maria Lluïsa Navarro, esposa del presidente Josep Lluís Núñez, que se encargó de hilvanar los de los porteros Urruti y Amador. El logo de Barcelona’92 dio suerte al Barça en las eliminatorias ante Sparta Praga, Porto, Juventus y Göteborg. En la final de Sevilla no lo llevó y perdió contra el Steaua.
Las secciones profesionales del club también llevaron el logo en competiciones europeas pero, a diferencia del equipo de fútbol, el de basket sí jugó la final de la Recopa-86 en Caserta con el distintivo. La ganó ante el Scavolini de Pesaro.
Las secciones profesionales del club también llevaron el logo en competiciones europeas pero, a diferencia del equipo de fútbol, el de basket sí jugó la final de la Recopa-86 en Caserta con el distintivo. La ganó ante el Scavolini de Pesaro.
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