El 10 de abril de 1960, el calendario quiso que el Barça visitara Sarrià en la penúltima jornada de la Liga 1959/1960, un campo en el que no lo tendría nada fácil si cuando actuara se estuviera jugando su futuro en la competición. Y se llegó al penúltimo capítulo del campeonato con un derby encendido. El Barça dominaba la tabla con 44 puntos, los mismos que el Real Madrid, pero al tener mejor 'goal-average' iba delante, ya que en el particular también estaban empatados. El Barça necesitaba ganar en el campo de su rival ciudadano para rematar, la semana siguiente, el título en el Camp Nou.
Nervios, muchos nervios se vivieron durante el partido. Demasiado. Circunstancia que provocó que el espectáculo destacara por su ausencia, pero no la emoción, que mantuvo atentos a los aficionados hasta el final. Un gol del paraguayo Eulogio Martínez en el minuto 81 desató la euforia barcelonista. La Liga continuaba controlada. Helenio Herrera admitió que a sus discípulos los traicionaron los nervios, y a diferencia de otras ocasiones se mostró contenido con sus palabras: "Campeones? De eso nada. Falta jugar contra el Zaragoza. Y nunca hay enemigo pequeño "
Nervios, muchos nervios se vivieron durante el partido. Demasiado. Circunstancia que provocó que el espectáculo destacara por su ausencia, pero no la emoción, que mantuvo atentos a los aficionados hasta el final. Un gol del paraguayo Eulogio Martínez en el minuto 81 desató la euforia barcelonista. La Liga continuaba controlada. Helenio Herrera admitió que a sus discípulos los traicionaron los nervios, y a diferencia de otras ocasiones se mostró contenido con sus palabras: "Campeones? De eso nada. Falta jugar contra el Zaragoza. Y nunca hay enemigo pequeño "
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