En los campos del Carrer Industria y en Les Corts hubo una novedad para
este deporte balompédico. El Barcelona decidió instalar un "punching
ball" en los vestuarios entre 1915 y 1947 para que sus jugadores
adquirieran también un perfil pugilístico. La razón en aquella época es
que era otro fútbol, en el que había rivales que tenían como objetivo
partir la pierna del contrario. No era que fueran literalmente a
lesionarlo, pero influia muchas cosas entre ellas el terreno de juego y
la poca técnica de muchos jugadores. Uno de los primeros en no querer
utilizar este "punching ball" (aunque ya estaba fuera de uso), fue Luis
Suarez, el gallego al llegar al barcelona era un jugador enclenque y el
entrenador quiso que mejorara su físico con el boxeo. El jugador se
negó, para ello matizo que había sido fichado para jugar... no para
boxear
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