El 8 de octubre de 1980, los marginados de la plantilla se quedaron sin entrenar. Sucedió que Llangostera, Vilá, Pérez Contreras, Félix y Rubio habían cubierta la temprana sesion matinal, a eso de las ocho de la mañana. Y por la tarde debían volver al Estadio para ejercitarse durante un espacio complementario del anterior. Sorpendentemente a alguien se le debió escapar u olvidar que estos hombres efectuaban aquel día un "doblete" y cuando se personaron en el Estadio, no encontraron ni ropa ni medios para cubrir ese segundo entrenamiento del día. Se fueron a su casa como para pedirles un favor, perder media tarde para nada. Y es que hasta que Schuster denuncio a Nuñez y al Barça, por aquel "bulling", muchos jugadores ya habían pasado por ese aro
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