En visperas de un viaje a Paris, para enfrentarse al PSG (7 de octubre de 1986), Terry tuvo otra de sus ocurrencias fijando el último entrenamiento para las dos y media de la tarde, poco antes de partir, coger el autobus para ir al aeropuerto. Por eso no era de extrañar que los periodistas vieran a Josep Moratalla como corría por los pasillos del Camp Nou con la cabeza mojada y un bocadillo bajo el brazo para dirigirse al autobús. Sorprendía esa imagen, más de un equipo de categoría amateur que en un FC Barcelona, que presumía de un gabinete de imagen creado por la Junta de Núñez, la verdad es que era un asunto que dejaba esta imagen por los suelos. Mucho reforzar las relaciones públicas, pero en realidad no había nadie que se preocupara de preparar una bolsa de viaje, a la altura de las circunstancias. Pero ni sus compañeros, ni Moratalla ni nadie dijo esta boca es mía, pero una comida más normal para unos profesionales habría sido lo adecuado.
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