El 22 de agosto de 1982, Diego Armando Maradona llegaba junto a sus
compañeros desde Palma de Mallorca, donde habían jugado el Torneo de
Palma. Como era habitual, Jorge Czysterpiller, todos los amigos y
familiares que el "crack" argentino tenía en Barcelona, acuadieron al
aeropuerto de El Prat, para recibirle; llegaron y aparcaron sus coches
(llevaban dos) ante la terminal del aeropuerto y esperaron pacientemente
la llegada del Barça y de Diego, lo que se produjo con casi una hora de
retraso.
Y cuando, tras los saludos de ritual, Maradona fue con sus amigos hacia sus automóviles, no podeis imaginaros la cara que pusieron al observar que el cepo de la Guardia Urbana había inmovilizado ambos vehículos. Ni los "cracks" se libran de las multas debieron pensar. Asi que pagaron la multa correspondiente y se marcharon para casa.
Y cuando, tras los saludos de ritual, Maradona fue con sus amigos hacia sus automóviles, no podeis imaginaros la cara que pusieron al observar que el cepo de la Guardia Urbana había inmovilizado ambos vehículos. Ni los "cracks" se libran de las multas debieron pensar. Asi que pagaron la multa correspondiente y se marcharon para casa.
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