El 1 de julio de 1986, fichaba por el FC Barcelona: Kenneth ("Kenny")
Simpson. Pese a los rumores, nadie se creyó que "Aíto" García Reneses,
que había llegado la temporada anterior al banquillo barcelonista, le
fuese a fichar. Aquella liga 1986/87 fue el americano más bajo de la ACB
(1.95, por entonces nadie gastaba una de sus dos plazas en bases y
había muy pocos escoltas) y el peor pagado: 30.000 dólares, aunque con
matices: su equipo ganaría Liga, Copa del Rey, Supercopa de Europa y
Copa Korac, lo que quintuplicó la cantidad gracias a los "premios" que
tenía firmados. La noche del 25 de abril de 1987, en el viejo pabellón
de Badalona. Con empate a 99 en el marcador, Barcelona y Joventut
jugaban los últimos segundos del cuarto partido de la final ACB. Kenny
Simpson, un escolta norteamericano que había llegado al Barça en el más
absoluto anonimato unos meses antes, cogió el balón en la pista
verdinegra. Con imparable decisión, hizo un amago a cinco metros del aro
y se elevó con sus largos brazos por encima de la defensa de Jordi
Villacampa. Dentro. 99-101. Final del partido. Título azulgrana. El
Barça iniciaba así un dominio de cuatro años y convertía automáticamente
a Simpson (21 puntos aquel partido, casi todos consecutivos en el tramo
final) en una leyenda eterna, aunque no seguiría en el Palau. La
temporada siguiente se convertiría máximo anotador liguero con el TDK
Manresa.
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