Aquella noche los Santos Inocentes las cámaras de televisión (era la
primera retransmisión de color de TVE de un partido de Liga) fueron
testigos de un partido altamente politizado. En las gradas se pudieron
ver por primera vez desde 1939 las banderas catalanas ondeando al
viento; las hojas reivindicativos llovieron profusamente, y alguien
colocó en la tercera grada del gol norte una pancarta con el texto
"Amnistía. Libertades políticas sindicales. Estatuto de Autonomía Países
Catalanes".
A pesar de todo ello, y tratándose de un FC Barcelona-realmadrid, no se puede decir que ese día el partido fuera lo de menos. Al contrario, fue un encuentro épico que ha pasado a la historia por como el Barça consiguió la victoria, en el último minuto y gracias a un gol milagroso de Rexach, un remate de volea desde fuera del área que botó justo en frente del portero madridista Miguel Ángel y que el despistó por completo. El gol provocó un estallido de alegría en el Camp Nou como pocas veces se ha visto. Antes habían marcado Neeskens, de remate espléndida de hacia saque de esquina, y Pirri, aprovechando una asistencia con la cabeza de Del Bosque.
Al final del encuentro, el presidente Montal puso la nota de sensatez en medio de tanta pasión con una metáfora bien apropiada: "Los directivos tenemos que conseguir que la pelota bote siempre de manera tranquila y que nunca rebote con mala intención"
A pesar de todo ello, y tratándose de un FC Barcelona-realmadrid, no se puede decir que ese día el partido fuera lo de menos. Al contrario, fue un encuentro épico que ha pasado a la historia por como el Barça consiguió la victoria, en el último minuto y gracias a un gol milagroso de Rexach, un remate de volea desde fuera del área que botó justo en frente del portero madridista Miguel Ángel y que el despistó por completo. El gol provocó un estallido de alegría en el Camp Nou como pocas veces se ha visto. Antes habían marcado Neeskens, de remate espléndida de hacia saque de esquina, y Pirri, aprovechando una asistencia con la cabeza de Del Bosque.
Al final del encuentro, el presidente Montal puso la nota de sensatez en medio de tanta pasión con una metáfora bien apropiada: "Los directivos tenemos que conseguir que la pelota bote siempre de manera tranquila y que nunca rebote con mala intención"
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