Todos los integrantes de las plantillas de Johan Cruyff probaron en su
día, la "Mano de Hierro", del técnico y de ello según cuenta no se salvo
ni su propio hijo, Jordi Cruyff. Según cuentan, en el despacho del
entrenador cada día se recibe un ejemplar de cada uno de los medios
periodisticos tanto catalanes como nacionales. Por lo visto en cierta
ocasion, Jordi Cruyff, solicito a una tercera persona que si podía
entrara en el despacho para conseguir uno de esos ejemplares, para
echarle un vistazo sin que se enterara su padre. Claro que el susodicho
fue pillado con las manos en la masa y tuvo que confesar para quien era
ese rotativo y ordeno que el diario no saliera de su despacho. Porque no
había tratos de favor para nadie de la plantilla. Aunque para la prensa
y para muchos compañeros, Jordi no dejaba de ser el hijo del jefe y no
confesaban entre ellos lo que pensaban de Johan y menos si estaba Jordi
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