El 24 de mayo de 2001, fallecía en un accidente de tráfico Francisco
Javier Urruticoechea, "Urruti". Venía de ver por televisión la final de
la Champions League junto a unos buenos amigos en un restaurante de
Sitges, localidad situada a unos 40 kilómetros de Barcelona. Ya de
madrugada, uno de los más íntimos, Josep Miquel Guasch, se ofreció para
acompañarle hasta su casa de Esplugues del Llobregat pero "Urruti" le
dijo que no hacía falta.
Cogió su coche, un Mercedes 320 C-E, y se dirigió a su domicilio. Guasch le llamó al móvil: "No corras". "Tranquilo, voy a ochenta", le contestó. Guasch insistió minutos después pero esta vez no encontró respuesta en el móvil de su amigo. El accidente tuvo lugar en la C–32, la Ronda de Dalt en dirección Besós. Urruti estaba a punto de llegar a casa pero, justo en la salida 15, a las 03.37 horas, perdió el control de su automóvil y éste se precipito contra la protección del lateral izquierdo de la calzada debido probablemente a un despite, unido a un exceso de velocidad y la somnolencia. El cuerpo de "Urruti" salió despedido del vehiculo al no llevar puesto el cinturon de seguridad.
El funeral de Urruti desbordó la capacidad de la iglesia de Santa Tecla, donde se celebró el oficio religioso. Asistieron al entierro numerosas personalidades del deporte, la política y la cultura. Los brazaletes negros que lucieron los jugadores del Barça, la bandera a media asta que ondeó en el estadio y los numerosos homenajes que a lo largo de más de una semana se sucedieron en su memoria, fueron una muestra del respeto y de cuya estimación Urruti era objeto. Así, el 4 de junio de aquel 2001 se celebró en el Miniestadi un homenaje póstumo mediante un torneo triangular entre el Barça, la Real Sociedad y el Espanyol bajo el lema "Urruti, te queremos."
Cogió su coche, un Mercedes 320 C-E, y se dirigió a su domicilio. Guasch le llamó al móvil: "No corras". "Tranquilo, voy a ochenta", le contestó. Guasch insistió minutos después pero esta vez no encontró respuesta en el móvil de su amigo. El accidente tuvo lugar en la C–32, la Ronda de Dalt en dirección Besós. Urruti estaba a punto de llegar a casa pero, justo en la salida 15, a las 03.37 horas, perdió el control de su automóvil y éste se precipito contra la protección del lateral izquierdo de la calzada debido probablemente a un despite, unido a un exceso de velocidad y la somnolencia. El cuerpo de "Urruti" salió despedido del vehiculo al no llevar puesto el cinturon de seguridad.
El funeral de Urruti desbordó la capacidad de la iglesia de Santa Tecla, donde se celebró el oficio religioso. Asistieron al entierro numerosas personalidades del deporte, la política y la cultura. Los brazaletes negros que lucieron los jugadores del Barça, la bandera a media asta que ondeó en el estadio y los numerosos homenajes que a lo largo de más de una semana se sucedieron en su memoria, fueron una muestra del respeto y de cuya estimación Urruti era objeto. Así, el 4 de junio de aquel 2001 se celebró en el Miniestadi un homenaje póstumo mediante un torneo triangular entre el Barça, la Real Sociedad y el Espanyol bajo el lema "Urruti, te queremos."
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