Una con HH y Garay
Antes de los partidos H.H. llamaba a los jugadores, les hacia formar un corro y ponía un balón entre sus manos. Luego todos gritaban a una cosas como "Somos los mejores, vamos a meterles cuatro" Alguno se lo tomó a broma, como Garay. El bilbaino, que acababa de ser traspasado al Barça, le dijo: "Mister, déjelo ya que esto es una coña”. H.H. lo mandó cambiarse pocos minutos antes de empezar el partido. Garay no cuestionó nunca más sus métodos de motivación.
Angel Mur y Pepe Pinto
Un día Angel Mur (hijo), lavaba un 4x4 que se había comprado en el pasillo de acceso a los vestuarios. El jugador entraba el coche y con una manguera lo dejaba impecable. Un día, mientras estaba en la labor, apareció Pinto... Mur le comentó extrañado:"Parece mentira, hace un par de minutos que he dejado la manguera en marcha y el coche está seco, no le cae ni una gota de agua"
La manguera estaba en marcha, pero en el depósito del coche. Mur se había despistado y el agua sé mezcló con la gasolina. Vaya faenita.
El loco del vestuario
Cuando Gensana empezó a jugar con el Barça aún no se había construido el Camp Nou. El entrenador Domingo Balmanya, lo avisó muy seriamente un día en el vestuario del campo de Les Corts:
- "¿Veis a ese hombre que pasea por aquí?, él había sido boxeador y cuando oye un silbato o una campana se vuelve como loco y se pone a dar puñetazos a todo lo que tiene por delante". Se trataba de un tal Tusset, el presidente de la Federación Catalana de Boxeo por aquel entonces, que visitaba a menudo los vestuarios. Gensana tomó nota y se fijó en él. Lo cierto es que al defensa le pareció que el hombre tenía una cara un poco extraña y que además le miraba con signo amenazante. Un día que se ataba las botas en el vestuario Balmanya haizo sonar su silbato. Tusset corrió a por Gensana y al jugador le faltó tiempo para levantarse como una centella y empezar a dar vueltas a la larga mesa que había allí. La gente se reía, pero Gensana no paraba de correr. El ex boxeador se detuvo y dijo:
-"Ya vale, que me vas a matar".
Todo había sido una broma maquinada por Balmanya, pero hasta que Tusset no paró, Gensana no las tuvo todas consigo.
Un amigo del tren
Algunos jugadores además del fútbol tenían un trabajo. Por aquellos días los equipos de fútbol viajaban la mayoría en tren, asi que llegaban a conocer a los maquinistas y a los revisores. El jugador Gracia, que no podía perder ni un minuto de su trabajo diario, les pidió a los maquinistas si podían hacer algo, para que el no perdiera la puntualidad en Gava. Por eso cada vez que volvian de viaje, el tren aminoraba la marcha al pasar por Gava, entonces saltaba un "polizonte" de lujo con la maleta en mano para no llegar tarde a su trabajo
Antes de los partidos H.H. llamaba a los jugadores, les hacia formar un corro y ponía un balón entre sus manos. Luego todos gritaban a una cosas como "Somos los mejores, vamos a meterles cuatro" Alguno se lo tomó a broma, como Garay. El bilbaino, que acababa de ser traspasado al Barça, le dijo: "Mister, déjelo ya que esto es una coña”. H.H. lo mandó cambiarse pocos minutos antes de empezar el partido. Garay no cuestionó nunca más sus métodos de motivación.
Angel Mur y Pepe Pinto
Un día Angel Mur (hijo), lavaba un 4x4 que se había comprado en el pasillo de acceso a los vestuarios. El jugador entraba el coche y con una manguera lo dejaba impecable. Un día, mientras estaba en la labor, apareció Pinto... Mur le comentó extrañado:"Parece mentira, hace un par de minutos que he dejado la manguera en marcha y el coche está seco, no le cae ni una gota de agua"
La manguera estaba en marcha, pero en el depósito del coche. Mur se había despistado y el agua sé mezcló con la gasolina. Vaya faenita.
El loco del vestuario
Cuando Gensana empezó a jugar con el Barça aún no se había construido el Camp Nou. El entrenador Domingo Balmanya, lo avisó muy seriamente un día en el vestuario del campo de Les Corts:
- "¿Veis a ese hombre que pasea por aquí?, él había sido boxeador y cuando oye un silbato o una campana se vuelve como loco y se pone a dar puñetazos a todo lo que tiene por delante". Se trataba de un tal Tusset, el presidente de la Federación Catalana de Boxeo por aquel entonces, que visitaba a menudo los vestuarios. Gensana tomó nota y se fijó en él. Lo cierto es que al defensa le pareció que el hombre tenía una cara un poco extraña y que además le miraba con signo amenazante. Un día que se ataba las botas en el vestuario Balmanya haizo sonar su silbato. Tusset corrió a por Gensana y al jugador le faltó tiempo para levantarse como una centella y empezar a dar vueltas a la larga mesa que había allí. La gente se reía, pero Gensana no paraba de correr. El ex boxeador se detuvo y dijo:
-"Ya vale, que me vas a matar".
Todo había sido una broma maquinada por Balmanya, pero hasta que Tusset no paró, Gensana no las tuvo todas consigo.
Un amigo del tren
Algunos jugadores además del fútbol tenían un trabajo. Por aquellos días los equipos de fútbol viajaban la mayoría en tren, asi que llegaban a conocer a los maquinistas y a los revisores. El jugador Gracia, que no podía perder ni un minuto de su trabajo diario, les pidió a los maquinistas si podían hacer algo, para que el no perdiera la puntualidad en Gava. Por eso cada vez que volvian de viaje, el tren aminoraba la marcha al pasar por Gava, entonces saltaba un "polizonte" de lujo con la maleta en mano para no llegar tarde a su trabajo
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