Una mañana, el pollo de Andreu Soto se escapó de la casa y se metió en la del vecino, que no era otra que la Ciutat Esportiva Joan Gamper. Y ahí andaba Gerard Piqué, tratando de encontrarlo debajo de un auto de lujo: el de un argentino llamado Lionel que andaba por allí. Un guardia se asomó por encima de la pared que separa la ciudad Deportiva Joan Gamper y pegó el grito:
- "¡Andreu, cómo se llama el pollo? ¿Messi?".
Andreu Soto, sin inmutarse ni despertar a Maricarmen, su mujer, le respondió:
- "¿Messi?. No, Messi no. ¡Es Dani Alves!".
Sentado en el patio de su casa, este hombre narra con gracia las anécdotas que empezaron a crecer desde 2006, cuando el Barcelona inauguró este recinto de nueve hectareas en Sant Joan Despí, una localidad ubicada en los bordes de la gran Ciutat Comtal.
Entonces, tanto su familia como la de los Roldán (que viven frente a su puerta) quedaron encerrados en el medio de esta fábrica de cracks y estrellas mundiales: aquí cada día se entrenan todas las categorías de fútbol del club y otras disciplinas
- "¡Andreu, cómo se llama el pollo? ¿Messi?".
Andreu Soto, sin inmutarse ni despertar a Maricarmen, su mujer, le respondió:
- "¿Messi?. No, Messi no. ¡Es Dani Alves!".
Sentado en el patio de su casa, este hombre narra con gracia las anécdotas que empezaron a crecer desde 2006, cuando el Barcelona inauguró este recinto de nueve hectareas en Sant Joan Despí, una localidad ubicada en los bordes de la gran Ciutat Comtal.
Entonces, tanto su familia como la de los Roldán (que viven frente a su puerta) quedaron encerrados en el medio de esta fábrica de cracks y estrellas mundiales: aquí cada día se entrenan todas las categorías de fútbol del club y otras disciplinas
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