Patrick Andersson (8 millones): No pudo cumplir con las expectativas y formar parte de una época negra del club. Andersson llegó tras una carrera solvente en el Bayern de Múnich, donde era una pieza importante. En el Barcelona nunca exhibió el mismo nivel. En parte porque llegó a equipo muy distinto, con otro sistema, y con muchos metros a su espalda. En el conjunto blaugrana llegó en el invierno de su carrera, sufrió muchas lesiones y exhibió una lentitud que penalizó mucho su rendimiento.
Phillippe Christanval (7 millones): Otro fichaje de esos fichajes exóticos para el centro de la defensa. La apuesta fue de "Charly" Rexach, que escogió al central francés cuando hacía funciones de director deportivo en la Era Gaspart. Internacional en las inferiores de Francia, en su país era comparado con Laurent Blanc, otro central que no terminó de cuajar en el club. El paso de Christanval fue totalmente insustancial. El francés era un central elegante pero sin cintura y con muchos problemas para compensar su falta de velocidad. Tras su paso por el Barcelona nunca llegó a cumplir con las expectativas; ni en el Marsella ni en el Fulham.
Wiston Bogarde (5 millones): No engañó a nadie en su presentación: apenas pudo dar cinco toques seguidos. Sus virtudes eran otras: un defensa polivalente, capaz de ocupar el centro de la defensa y el lateral izquierdo, gracias a su velocidad. Bogarde era un defensa rocoso, menos agresivo de lo que sugería su imagen, pero con una técnica muy limitada. Pese a todo, fue protagonista en el Ajax del 95 y el Barcelona de Van Gaal. En el Chelsea, en cambio aún recuerdan como se aferró a su contrato a pesar de no contar para nada. Años más tarde reconocería que fue una cuestión de pragmatismo: Bogarde no estaba dispuesto a renunciar a su dinero.
Lilian Thuram (5 millones): Llego junto a Zambrotta de la Juventus. Ambos parecían los fichajes perfectos para terminar de apuntalar el Barça de Rijkaard, pero su llegada coincidió con el extravío de ese equipo. Lejos del sistema de ayudas del conjunto italiano, inmerso en un equipo desordenado, a Thuram se le vieron todas las costuras. El francés llegó sin la plenitud física de sus mejores años en la Juventus y no logró dejar su huella en el club, a pesar de haber tenido una carrera llena de éxitos. Algunos todavía le recuerdan en el Tamudazo.
Laurent Blanc: (4,6 millones) comenzó a llamar la atención de los grandes clubes europeos y finalmente acabó fichando por el FC Barcelona,1 entrenado por Bobby Robson. En una temporada triunfal, Blanc logró ganar en el conjunto azulgrana una Supercopa de España contra el Atlético de Madrid, una Recopa de Europa contra el París Saint-Germain, y una Copa del Rey contra el Real Betis Balompié. Sus frecuentes lesiones le impidieron afianzarse en el once titular del Barcelona. Tras un año en el Barça, Blanc decidió abandonar el club pensando en asegurar su participación en la Copa Mundial de Fútbol de 1998 disputada en Francia.
Phillippe Christanval (7 millones): Otro fichaje de esos fichajes exóticos para el centro de la defensa. La apuesta fue de "Charly" Rexach, que escogió al central francés cuando hacía funciones de director deportivo en la Era Gaspart. Internacional en las inferiores de Francia, en su país era comparado con Laurent Blanc, otro central que no terminó de cuajar en el club. El paso de Christanval fue totalmente insustancial. El francés era un central elegante pero sin cintura y con muchos problemas para compensar su falta de velocidad. Tras su paso por el Barcelona nunca llegó a cumplir con las expectativas; ni en el Marsella ni en el Fulham.
Wiston Bogarde (5 millones): No engañó a nadie en su presentación: apenas pudo dar cinco toques seguidos. Sus virtudes eran otras: un defensa polivalente, capaz de ocupar el centro de la defensa y el lateral izquierdo, gracias a su velocidad. Bogarde era un defensa rocoso, menos agresivo de lo que sugería su imagen, pero con una técnica muy limitada. Pese a todo, fue protagonista en el Ajax del 95 y el Barcelona de Van Gaal. En el Chelsea, en cambio aún recuerdan como se aferró a su contrato a pesar de no contar para nada. Años más tarde reconocería que fue una cuestión de pragmatismo: Bogarde no estaba dispuesto a renunciar a su dinero.
Lilian Thuram (5 millones): Llego junto a Zambrotta de la Juventus. Ambos parecían los fichajes perfectos para terminar de apuntalar el Barça de Rijkaard, pero su llegada coincidió con el extravío de ese equipo. Lejos del sistema de ayudas del conjunto italiano, inmerso en un equipo desordenado, a Thuram se le vieron todas las costuras. El francés llegó sin la plenitud física de sus mejores años en la Juventus y no logró dejar su huella en el club, a pesar de haber tenido una carrera llena de éxitos. Algunos todavía le recuerdan en el Tamudazo.
Laurent Blanc: (4,6 millones) comenzó a llamar la atención de los grandes clubes europeos y finalmente acabó fichando por el FC Barcelona,1 entrenado por Bobby Robson. En una temporada triunfal, Blanc logró ganar en el conjunto azulgrana una Supercopa de España contra el Atlético de Madrid, una Recopa de Europa contra el París Saint-Germain, y una Copa del Rey contra el Real Betis Balompié. Sus frecuentes lesiones le impidieron afianzarse en el once titular del Barcelona. Tras un año en el Barça, Blanc decidió abandonar el club pensando en asegurar su participación en la Copa Mundial de Fútbol de 1998 disputada en Francia.
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