Johan Cruyff como entrenador, participaba activamente en los entrenamientos de sus pupilos habitualmente. En esta época, Johan conservaba su regate en carrera, vertiginoso y mortal para el marcador, conservaba también su cambio de ritmo, pero sobre todó poseía tres cualidades que el tiempo no ha hecho sino mejorar: inteligencia, toque y veteranía. El 21 de noviembre de 1988, en una de estas acciónes en la que se cruzó con el "Txingurri" Valverde el jugador fue quien llevó
las de perder, recibiendo una buena patada de su entrenador. Fue, naturalmente un lance más del juego, aunque solo fue una anecdota más del entrenamiento, al final ambos se tomaron el incidente con buen humor
las de perder, recibiendo una buena patada de su entrenador. Fue, naturalmente un lance más del juego, aunque solo fue una anecdota más del entrenamiento, al final ambos se tomaron el incidente con buen humor
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