El 11 de febrero de 1982, aunque no era oficial todavía. Un portavoz
blaugrana, informaba a los periodistas que proximamente los socios y
público en general deberian dejar de acudir a los entrenamientos
cotidianos de la plantilla del Barça, porque no les sería permitida la
entrada al Camp Nou. Esta medida no era precisamente una idea del FC
Barcelona, ni una orden tajante de Udo Lattek, ni tampoco venía derivada
por cualquier presión de los jugadores. Todo se derivaba de la
denominada "Operación Naranja", llevada a cabo por el joven Cuerpo de
Protección Civil, que estaba supeditado al Ministerio del Interior.
Desde hacía algún tiempo, los miembros de seguridad venian desempeñando
esa funciones en el estadio. Por eso desde el momento en que, se
impusiera ese "cerrojo" al público en general, no tan sólo custodiarian
las instalaciones, sino que deberian evitar cualquier tipo de entrada a
quien no estuviese debidamente autorizado. O lo que es lo mismo, que
todos los funcionarios, técnicos; jugadores y directivos del club, junto
a los representantes de los medios informativos, deberian acreditarse
cumplidamente para realizar sus tareas informativas. Por eso se dedica
un día a los aficionados de puertas abiertas, para paliar esa orden que
perjudico a muchos aficionados, principalmente jubilados que iban con
sus nietos a las instalaciones del club, para ver esos entrenamientos de
sus idolos
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