El 11 de febrero de 1977, el colegiado madrileño Melero Guaza,
denunciaba que había recibido llamadas amenazandolo de muerte, si
declaraba en el careo con Johan Cruyff, por la expulsión de este contra
el Malaga, en la famosa frase de: "Manolo, marca ya", que Melero había
transcrito en el acta como insultos a su persona. Por decide coger a sus
familiares y se trasladó a las cercanías de Madrid a casa de unos
parientes para encontrar un "poco de tranquilidad", pero antes pasó por
el Colegio de Árbitros para informar a Jose Plaza (Presidente del
Colegio) de los últimos acontecimientos y según los rumores, que
recorrian los mentideros futbolisticos se aseguraba que Melero había
presentado su dimisión como colegiado con carácter irrevocable.
Finalmente cumplio su palabra, a pesar de ser árbitro internacional y
colgó el silbato. Lo más sorprendente es que los jugadores del Malaga,
que se estaban cerca de la jugada, declararon ante el Comite, no haber
oido el insulto. Como siempre, se dio más valor a la palabra del juez,
que la del jugador o la de los testigos
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