El 2 de abril de 2003 el Barcelona le ganó 5 a 0 al Al-Ittihad FC Jeddah
en el Camp Nou en un amistoso por el que Saadi Gadafi pagó 300 mil
euros y que la RFEF (Real Federación Española de Fútbol) no permitió que
se televisara ¿El motivo? Un contrato con TVE que impedía realizar
retransmisiones de otros partidos en el caso de que jugase la Selección,
que un par de horas más tarde se enfrentaba con Armenia por
eliminatorias a la Euro 2004.
FC Barcelona-Al-Ittihad FC Jeddah 5-0
Barcelona: Enke, Gabri, Christanval, Andersson (Mendieta), Sorín
(Fran), Motta, Gerard, Rochemback, Nano (Overmars), Riquelme (Oleguer),
Saviola (Sergio)
Jeddah: Luis, Issam, Lassina, Omar, Salah, Marei, Kalea (Akram Hemali), Musbah, Moatz (Akram Aiad), Markluf, Saadi Gaddafi (Altaurgi)
Goles: 1-0 Gerard, 2-0 Sergio, 3-0 Gerard, 4-0 Motta, 5-0 Gerard
dimarts, 26 d’octubre del 2021
Cap. 9712: Y Saadi Gadafi pagó 300 mil euros
Cap. 9711: "Y Maradona conocio el Trofeo Teresa Herrera"
En su primera temporada en el FC Barcelona (1982/83), Diego Armando
Maradona conoció lo que era un Teresa Herrera. Fue en la sala de trofeos
del Camp Nou, en los días previos a la disputa de la final de Copa de
España entre Barcelona y Real Madrid (victoria blaugrana 2-1, con un gol
en el último minuto del "Pichon" Marcos).
El astro argentino cuenta en sus memorias "Yo soy el Diego" una anécdota
relacionada con el decano de los torneos veraniegos. Maradona quería ir
junto a Bernd Schuster a un partido homenaje a Paul Breitner. Sin
embargo, la directiva culé se lo impidió y, para ello, Nicolás Casaus,
vicepresidente del Barcelona, le quitó el pasaporte.
Un Maradona colérico prometió romper todos los trofeos de aquella sala
si no se lo devolvía. Y el primer que alcanzó fue un Teresa Herrera.
Agarró el enorme trofeo y lo estrelló contra el suelo, provocando un
estruendo tan grande como las dimensiones del premio:
- "Les rompí un Teresa Herrera y me dieron el pasaporte", escribe Maradona en su libro
Finalmente ninguno de los dos pudo ir al homenaje a causa de un art. de la RFEF y consiguieron la Copa
Cap. 9710: "El primer capità" ("El primer Capitán")
Cap. 9709: Penya Ardèvol vs Peña Iberica
El 23 de noviembre de 1924 se vivió el famoso "derbi de la calderilla",
recordado por las peleas y la lluvia de monedas que obligaron a repetir
el partido sin público. Unas peleas protagonizadas fue por culpa de los
miembros de dos peñas nacidas en 1923: la Penya Ardèvol del Barça y la
Peña Ibérica del Espanyol. La Penya Ardèvol la había fundado Emili
Ardèvol, luchador de la sección de lucha grecorromana del Barça, que se
dejaba ver en actos de la Lliga Catalanista. La Penya Ardèvol
protagonizó muchos incidentes contra los miembros de la Peña Ibérica,
muchos de ellos jugadores del equipo de rugby del RCE Espanyol. La Peña
Ibérica se había declarado en publicaciones de carácter político como
"una juventud catalana marcadamente españolista". Entre sus miembros
estaba José María Poblador, futuro miembro de la Falange, y Josep Clapés
(futuro alcalde de Terrassa durante el franquismo)
Cap. 9708: La "rivalidad" cules y pericos
Una de las anécdotas más famosas del "derby ciudadano" tiene seguramente
más leyenda que de hecho real. Dicen que en 1922 los entonces
presidentes del Barça y el Espanyol, Hans Gamper y Genaro De la Riva,
arreglaban el pelo y los bigotes en la prestigiosa barbería Pintó, en la
ronda Sant Pere. La leyenda dice que, mientras le recortaban la barba,
Hans Gamper sacaba pecho por la reciente inauguración del estadio de Les
Corts, y bromeaba cuando lo comparaba con el RCE Espanyol, que
peregrinaba sin rumbo por la ciudad buscando un lugar para jugar. Hans
Gamper, en tono burlón, habría dicho que el Espanyol estaba destinado a
doblar velas, ya que no encontraba campo y por tanto no fidelizaría a la
afición tanto como al Barça. Nunca nadie sabrá si Gamper sabía que
detrás suyo esperaba turno De la Riva, que habría saltado gritando:
- "Mientras yo viva, el Espanyol vivirá, y si no tiene un campo, ¡yo compraré uno!"
Ese mismo año, De la Riva compró con la ayuda de otros directivos los
terrenos de Can Ràbia, donde en 1923 se inauguró el estadio de Sarrià.