Fue un comercio de principios del s. XX, que estaba en la Rambla del Centre 12, muy cerca del Gran Teatre del Liceu. Posteriormente, el negocio se trasladó a la calle de Fernando 32, esquina Avinyó. Este comercio era de los hermanos Müller Wislicenus (Julius, Hans y Emmy). Uno de ellos o Julius o Hans llegó a jugar en el FC Barcelona entre 1908 y 1911, un total de 6 partidos oficiales y 5 amistosos. El comercio se especializo en productos de importación de distintas ramas, desde impermeables de la casa Macintosh de Manchester, calzado de goma, máquinas de masaje vibratorio, mesas "prácticas", maletas de fibra, aparatos gimnásticos, aceites vegetales o productos para el control y eliminación de plagas
dissabte, 15 de maig del 2021
Cap. 8929: La "Victoria" de Joan Abràs
Cap. 8928: La Estatua a Miro-Sans
Cap. 8927: Ai, la tolerancia española
- "Ahir vaig anar al teatre a veure els bojos del bisturí! Molt divertida!", escribía el jugador de Fuentealbilla, que llegó al Barcelona a los 13 años procedente del Albacete Balompie.
Tras el mensaje recibió de inmediato numerosas felicitaciones en la red social por el uso del catalán, como también recibio más de uno de esos españoles que celebraron su gol España y que hacía ganar el Mundial'10.
- "Menudo gilipollas de mierda eres hablando en catalán, payaso, si eres más español que la bandera, pon los tweets en castellano"
Esa es la tolerancia española ante uno de los héroes del Mundial de Sudafrica. Demasiado odio sólo por una pequeña frase en catalan y que no debería ser tan importante como para insultar a una persona.
Cap. 8926: El No-Do, muy blanco
El 2 de febrero de 1958 se jugaba el clásico en el Camp Nou, y a pesar de que los jugadores blaugrana expresaron su malestar por cierto anónimo que presuntamente se había escrito por uno de ellos. Los jugadores juraro y perjuraron que el anómimo no les había afectado. A pesar de ello el equipo blaugrana perdía el encuentro por 0-2. El primero fue anotado por Ramón Marsal en el min. 35 después de un contragolpe del equipo blanco. Pero en la jugada anterior al contragolpe el árbitro Ortíz de Mendíbil (el mismo que años despues se le paraba el cronometro en el Bernabeu en otro clásico hasta que marcaba el Madrid) se había comido un penalti por derribo a Eulogio Martínez. Esta jugada y la consabida del gol madridista provocó una pañolada en la graderia blaugrana. Sorprendentemente el No-Do (Noticiarios y Documentales) interpretó la pitada y la pañolada como una ovación ante el golazo de Marsal. Aunque en aquellos tiempos esto era muy normal, como en día en la prensa que hacen desaraparecer a un jugador para hacer ver un fuera de juego inexistente