El 2 de febrero de 1958 se jugaba el clásico en el Camp Nou, y a pesar de que los jugadores blaugrana expresaron su malestar por cierto anónimo que presuntamente se había escrito por uno de ellos. Los jugadores juraro y perjuraron que el anómimo no les había afectado. A pesar de ello el equipo blaugrana perdía el encuentro por 0-2. El primero fue anotado por Ramón Marsal en el min. 35 después de un contragolpe del equipo blanco. Pero en la jugada anterior al contragolpe el árbitro Ortíz de Mendíbil (el mismo que años despues se le paraba el cronometro en el Bernabeu en otro clásico hasta que marcaba el Madrid) se había comido un penalti por derribo a Eulogio Martínez. Esta jugada y la consabida del gol madridista provocó una pañolada en la graderia blaugrana. Sorprendentemente el No-Do (Noticiarios y Documentales) interpretó la pitada y la pañolada como una ovación ante el golazo de Marsal. Aunque en aquellos tiempos esto era muy normal, como en día en la prensa que hacen desaraparecer a un jugador para hacer ver un fuera de juego inexistente
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