Aquel día se vieron más furgones de los cuerpos de seguridad de lo que era habitual y en los accesos más espaciosos del perímetro del Estadi se colocaron bloques de hormigón. Se reforzaba la unidad canina permanente para detectar posibles explosivos e incluso se requirió la presencia de una unidad antidrones, un camión con la tecnología necesaria, que sólo se utiliza en casos excepcionales, como en actos de la Casa Real.
En el palco Blaugrana, la Junta tuvo el detalle de invitar a modo de homenajes a algunos de los protagonistas de aquellos últimos días: el consejero de Interior de la Generalitat, Joaquim Forn; el mayor de los Mossos d’Esquadra, Josep Lluís Trapero; y el director general de la Policía, Pere Soler. Se sentaron junto a los representantes de las dos ciudades que siempre agradecerán su labor: Gerardo Pisarello y Jaume Collboni, primer y segundo teniente de alcalde de Barcelona, junto al comisionado de deportes del Ayuntamiento, David Escudé,y Camí Mendoza, alcaldesa de Cambrils, en su caso acompañada de Jordina Font, presidenta de la Penya Barça Cambrils.Todos ellos vivieron días muy duros e intensos tras ese atentado que se pudo evitar
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