La junta directiva del Fútbol Club Barcelona encargó en el otoño de 2008 a una agencia de detectives vigilar la conducta de Gerard Piqué, defensa entonces recién fichado del Manchester United, según publica esa semana la revista Interviú. La agencia elegida fue Método 3 y los seguimientos tuvieron lugar durante una semana, 24 horas al día. El trabajo costó unos 5.000 euros y dio resultados muy positivos para el futbolista, de quien los investigadores no encontraron nada reprobable. Distintas fueron las conclusiones que los detectives contratados por la directiva entonces de Joan Laporta hallaron en sus vigilancias a otros tres futbolistas: Ronaldinho, Deco y Eto’o. Los tres fueron seguidos durante meses al final de la temporada 2007-2008 y los detectives, también de la agencia Método 3, concluyeron en sus informes que cometían constantes actos de indisciplina y contra el régimen interno del club. Las vigilancias, a diferencia del caso de Piqué, fueron intermitentes: el club avisaba a los detectives de determinadas fechas nocturnas y éstos comprobaban el comportamiento de los tres futbolistas. De hecho, cuando en junio de 2008 Pep Guardiola asumió el cargo de entrenador anuncia que no cuenta con ninguno de esos tres futbolistas, aunque al final Eto’o siguió un año más
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