El 8 de enero de 1997, Ronaldo fue víctima de una broma por parte de Hristo Stoichkov. El brasileño llegaba una hora tarde al entrenamiento, con cara de pocos amigos. "Se habrá dormido", comenzaban a especular. Algunos cámaras de televisión dejaron el entrenamiento de la plantilla. Los teléfonos móviles echaban humo. Ronaldo era condenado sin posible defensa.
El problema era que Ronaldo era demasiado inocente. Y Stoichkov le gastaba una broma la tarde anterior. Cuando el brasileño abandonaba el vestuario preguntó al búlgaro la hora del entrenamiento y Hristo respondió que "de tres y media a cuatro". El error de Ronaldo fue no mirar la pizarra en la que los técnicos anotan el plan del día siguiente. Por no podía imaginar que un compañero quisiera hacerle daño sólo por el placer de gastar una broma. Así que se lo creyó y se marchó a casa convencido de que podría dormir hasta pasadas las doce. Lo malo de la broma es que también afecto a Giovanni, que le había preguntado a Ronaldo la hora de entrenamiento
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