El 12 de septiembre de 1983, los 170 km que separaban Berlín de
Magdeburgo fueron a causa de una interminable serie de penalidades
eternos. Por culpa del autocar que se estropeó y obligó a una parada y
fonda para solventar el problema del radiador. Una vez reparado el
radiador del agua se pudo continuar el trayecto hacia Magdeburgo y como
"cicerones" de este "lujoso viaje" desde la llegada a Berlín estaban
siendo acompañados por el vicepresidente del FC Magdeburgo, Koening, y
el
entrenador del equipo Claus Kreul, que hicieron todo el viaje con la
expedición blaugrana. Se da la cisrcunstancias que ambos habían ido a
Barcelona a espiar al equipo blaugrana en su encuentro contra el CAt.
Osasuna del campeonato liguero y tuvieron que regresar a su país con la
expedición de sus rivales, no había las facilidades aéreas actuales.
Una anecdota típica de aquella época
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