El 30 de abril de 2000, el FC Barcelona conseguía su 12ª Copa de Europa
ante el anfitrión el FC Porto. Al finalizar el partido y mientras los
jugadores blaugranas intentaban celebrarlo, comenzaba un viaje al
infierno: paraguas, sillas, botellines y otros objetos comenzaron a caer
sobre el parquet. Incluso aficionados portugueses intentaban golpear
con sticks a los jugadores del Barça, ante la impotencia de la policia
portuguesa que se vio sobrepasada. Incluso los jugadores se protegieron
algunos bajo las porterias y otros dando puñetazos llegaron a los
vestuarios.
Los incidentes trascendieron a nivel mediático y también en el escenario
político, con el ministro portugués de interior conversando
telefónicamente con la ministra española de Educación, Cultura y
Deporte, Pilar del Castillo. Y el alcalde de Oporto también pidió
disculpas a su homólogo de Barcelona, Joan Clos.
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