El 4 de agosto de 2007, la policía de Pekín advertía a los aficionados
que acudieran al partido entre el FC Barcelona y el Beijing Guoan que no
toleraría el más mínimo insulto y que llevará a cabo detenciones si es
necesario.
- "Aquellos que comiencen a emitir juramentos o muevan a que la
muchedumbre haga comentarios ofensivos serán expulsados del partido o
incluso detenidos y alejados de los estadios durante un año", advirtía
el portavoz de la policía en el distrito de Fengtai, donde se jugó el
partido entre los blaugranas y el equipo local. Con el equipo bluagrana
se daba una circunstancia curiosa: el nombre de Xavi Hernández, suena
exactamente igual que un fuerte insulto en mandarín, "shabi", por lo que
los aficionados chinos aquel día podían alegar que no insultaban a
nadie al pronunciar esa palabra, sino que vitoreaban al capitán
barcelonista.
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