A partir de mediados de los años 1980, el Casal Catalá de Bruselas
experimentó un aumento notable del número de socios, derivado de la
llegada de catalanes para trabajar en las instituciones comunitarias y
también en empresas privadas (industriales y de servicios), así como
para realizar (pese a menudo el carácter temporal de la residencia en
Bélgica) prácticas en empresas, estudios universitarios (programa
Erasmus), estudios post-universitarios y doctorados.
Varios socios del Casal empezaron entonces a acompañar a los
desplazamientos de los equipos deportivos profesionales del Barça,
principalmente de fútbol, en ciudades cercanas a la capital belga
(Leverkussen, Metz, Paris, Rotterdam, Brujas, Luxemburgo, Colonia,
etc.).
Además, como tantos otros culés residentes en el extranjero, grupos de
socios del Casal reunían frente al televisor para seguir los (en
aquellos momentos), pocos partidos de fútbol o de baloncesto que se
retransmitían en abierto con presencia blaugrana.
Este interés creciente para acompañar el Barça, en desplazamientos y
encuentros, fue el preludio de la constitución de una peña blaugrana en
el seno del Casal.
A primeros de 1991, el entonces secretario del Casal, Miquel Vilà,
propuso al Consejo de la entidad la constitución de una peña
barcelonista, a fin de reforzar y encuadrar mejor el sentimiento culé de
muchos socios. La idea tomó forma, y en marzo de 1991 la Asamblea
General del Casal la aprobó.
El 27 de agosto de 1991, el Barça aceptó oficialmente la "Penya
Barcelonista del Casal Catalá de Bruselas" y la registró con el número
550. Josep Maria Puig, presidente del Casal, fue así el primer
presidente de la Penya.
El tradicional comida de inauguración oficial de la Peña tuvo que
esperar un poco más de un año y medio. Los muchos compromisos y
actividades de Nicolau Casaus (vicepresidente del Barça) y Ricard
Maxenchs (secretario) no les permitieron venir a Bruselas hasta el 18 de
marzo de 1993. Esa noche, en el Restaurante Casa Manolo, localizado en
el centro de la ciudad, dirigido por Manolo Molina, socio del Casal,
gran restaurador y gran barcelonista, Casaus y Maxenchs hablaron del
Barça y del barcelonismo en una velada inolvidable.
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