El 20 de agosto de 2011, en una dura carta dirigida al presidente en funciones de RTVE, Manuel Esteve Ulloa, el presidente del FC Barcelona Sandro Rosell acusaba al ente público de herir el sentimiento y la sensibilidad del barcelonismo por haber manipulado lo ocurrido el miércoles en el Camp Nou.
Una pieza informativa del canal 24 Horas presentaba a "Tito" Vilanova, que fue el agredido, como agresor, algo que en el equipo blaugrana se calificaba de "inaudito e indignante". El presidente blaugrana no dudaba en acusar a José Mourinho, el entrenador del Real Madrid protagonista del episodio, de "agresor", dejando muy clara la postura blaugrana frente a unos hechos tan repudiables como condenables.
Las imágenes, según entendía el FC Barcelona, eran por sí mismas lo suficientemente elocuentes para que las autoridades deportivas, ante la alarma mediática y social que producieron, intervinieran de oficio. La sociedad española, incluida la madridista, y la internacional, tanto deportiva como ciudadana, había reaccionado con una protesta airada y masiva ante un ataque y una actitud que constituyen sobre todo un pésimo ejemplo para los niños.
Por eso, ni el Barça ni el mundo del deporte, entendió que Mourinho, habiendo tocado fondo con su mal comportamiento en el Camp Nou, no recibiera una sanción disciplinaria
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