El 19 de enero de 2002, En la víspera del partido ante el Rayo, cinco jugadores (cuatro según otras fuentes) participaron supuestamente en una fiesta muy picante hasta altas horas de la madrugada en el hotel de concentración del equipo.
El técnico Carles Rexach, que tuvo constancia de los hechos, no castigó a los implicados antes del partido, pero sí se quejó de su actitud en la reunión que mantuvo con toda la plantilla, al lunes siguiente. La directiva se veía ibligada a tomar medidas drásticas después de que se destapara un escándalo que quiso ocultar.
Lo que se sabe es que, cinco jugadores alquilaron una suite de lujo y gozaron de grata compañíaLos gastos ascendieron a 4.800 euros, unas 800.000 pesetas, que los abonó uno de los futbolistas con una tarjeta de crédito. Como mínimo de los que participaron, se sabe que había un holandés y un argentino que participaron en la juerga.
El técnico Carles Rexach, que tuvo constancia de los hechos, no castigó a los implicados antes del partido, pero sí se quejó de su actitud en la reunión que mantuvo con toda la plantilla, al lunes siguiente. La directiva se veía ibligada a tomar medidas drásticas después de que se destapara un escándalo que quiso ocultar.
Lo que se sabe es que, cinco jugadores alquilaron una suite de lujo y gozaron de grata compañíaLos gastos ascendieron a 4.800 euros, unas 800.000 pesetas, que los abonó uno de los futbolistas con una tarjeta de crédito. Como mínimo de los que participaron, se sabe que había un holandés y un argentino que participaron en la juerga.
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