Núñez siempre mantuvo que, para que el FC Barcelona fuese fuerte económicamente, debía ser fuerte socialmente y tener el más alto número de socios posible. El club tenía a finales de 1978, cuando Núñez accedió a la presidencia, 77.905 socios. En el año 2000, cuando abandonó la presidencia, el club contaba con más de 106.000 socios, lo que le convertía en la mayor entidad deportiva de España y una de las más grandes del mundo en número de asociados. Este espectacular aumento del número de socios fue posible gracias a las ampliaciones del Camp Nou, a la política de contratación de grandes jugadores que atrajesen al público y a una política de abonos a bajo precio. Los abonos al Camp Nou, que permitían el libre acceso a todos los partidos de la temporada, incluidas las competiciones europeas, siempre estuvieron comparativamente por debajo de los precios de los abonos del resto de grandes clubes europeos.
Otro de los fenómenos que caracterizaron la presidencia de Núñez fue el espectacular número de peñas de aficionados del club. En 1978 el club tenía 96 peñas, todas en territorio español; en el año 2000 superaba las 1300, repartidas por países de los cinco continentes. Núñez puso especial énfasis en cuidar a las peñas, entendidas como embajadoras del club. En ese sentido, potenció las ayudas a las peñas y el encuentro mundial de peñas barcelonistas que se celebraba cada año.
Otro de los fenómenos que caracterizaron la presidencia de Núñez fue el espectacular número de peñas de aficionados del club. En 1978 el club tenía 96 peñas, todas en territorio español; en el año 2000 superaba las 1300, repartidas por países de los cinco continentes. Núñez puso especial énfasis en cuidar a las peñas, entendidas como embajadoras del club. En ese sentido, potenció las ayudas a las peñas y el encuentro mundial de peñas barcelonistas que se celebraba cada año.
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