Practicamente su última aparición deportiva, fue en unos Juegos Olimpicos, concretamente en Barcelona 92, fue el último relevo para llevar la antorcha olímpica hacia su destino: el Estadio de Montjuïc. Allí se la dio a Antonio Rebollo para que la lanzara hacia el pebetero. Juan Antonio San Epifanio fue nombrado por la revista L’Equipe como el mejor jugador de los años 80. Aparte, fue introducido en el Hall of Fame de la FIBA y que tiene la Medalla de Oro de la Real Orden del Mérito Deportivo. Toda una leyenda del baloncesto español y europeo que siempre será recordado por su excelsa muñeca y por su hambre anotadora
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