Ese día también hubo otra anecdota, esta más cruel. Cuando los jugadores
barcelonistas ya descansaban en el hotel sevillano que los acogía. De
madrugada, el jefe de prensa del club, Ricard Maxenchs, comienza a
recibir llamadas de periodistas que lo alertan de que una emisora de
radio en Buenos Aires ha informado que Maradona… ¡ha sido secuestrado en
Sevilla! Maxenchs, perplejo, despierta de inmediato al vicepresidente
blaugrana Nicolás Casaus y este acude a la habitación de Maradona. El
jugador duerme plácidamente. Dudan en decírselo, pero entre Casaus y su
agente, Jorge Cysterpiller, lo llaman para ponerlo al corriente de lo
que pasa. Juntos, toman la decisión de que Maradona hable con una
agencia de su país para zanjar el rumor. No ha habido secuestro y él lo
que quiere es que su madre no se angustie y que lo dejen dormir.
Después de lo ocurrido el 1 de marzo de 1981, con el secuestro de Quini, esta noticia alerto a Nicolau Casaus, no quería que la historia se repitiera
Después de lo ocurrido el 1 de marzo de 1981, con el secuestro de Quini, esta noticia alerto a Nicolau Casaus, no quería que la historia se repitiera
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