A principios de la década de los "Felices '20", Santiago Massana,
comenzó a trabajar de secretario en el Sindicato Único de la Madera, se
vio involucrado en la convulsa vida política que azotó Barcelona. Y que
entre otras cosas llevaría también a casi la desaparición del equipo
blaugrana. A las horas el militar Severiano Martínez Anido (Gobernador
de Barcelona), con fama de vengativo y violento. El militar ocupó este
cargo entre noviembre de 1920 y octubre de 1922 y acentuó la represión
hacia las organizaciones obreras y anarquistas aplicando la temida Ley
de Fugas (ejecuciones paralegales). En el verano de 1921 la represión
gubernamental contra la CNT estaba dando sus frutos, aunque para
entonces la actuación de Martínez Anido escapaba abiertamente al control
del gobierno. Por aquellos días, Santiago Massana recibió una descarga
de más de catorce disparos, por parte de los pistoleros que estaban
contratados por los empresarios. A pesar de que, el 23 de octubre de
1922 cesó como gobernador civil, al ser destituido por el presidente
del Consejo de Ministros José Sánchez Guerra, opuesto a sus métodos para
acabar con las huelgas de los obreros. Su labor fue sin embargo
apreciada por Fomento del Trabajo Nacional y los industriales catalanes,
llegando a ser considerada una petición de nombramiento como hijo
adoptivo de Barcelona, además de prepararle una despedida en el Hotel
Ritz tras su destitución. Tras la implantación de la dictadura de Primo
de Rivera, durante el llamado Directorio Militar, fue nombrado
subsecretario del Ministerio de la Gobernación en septiembre de 1923.
Tras la "ovación" de disparos recibida por Massana, decidió salir de
Barcelona y, vía Lisboa, llegar a Belém, puerta de entrada a la
Amazonia. Allí empezó una nueva vida en la selva. Solo volvería a
Barcelona en 1933 y 1962
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