El 22 de noviembre de 1974, Josep María Minguella, delegado de Relaciones Públicas del Barcelona, que había marchado unos días antes a Brasil para liquidar la "operación" Marinho» con el Santos y recoger el pase internacional, último documento que faltaba para la alineación oficial del jugador.
En la noche del 21 al 22, el señor Minguella informaba via telefónica a la directiva blaugrana que sus gestiones se habían completado con "toda normalidad" y
que emprendía el viaje de regreso a España con el documento de referencia.
Tenía previsto llegar el día, por la mañana, haciendo un alto en Madrid para visitar la Federación Española de Fútbol y hacer entrega del pase internacional de Marinho, con lo que éste, si Michels lo juzgaba oportuno, podría alinearse el domingo en Sarria.
Por su parte, la Federación Brasileña de Fútbol, también había enviado un "telex" a la Española, comunicandole la total solución del caso, telex, que casualmente este día 22, a las nueve de la noche, hora de cierre de las oficinas de la Federación Española, no había llegado aún a poder del organismo federativo. De todas formas, y dado que Minguella (conociendo el percal del burocracia en España y curandose de espanto), había decidido entregar en mano en la Federación, el pase del jugador
En la noche del 21 al 22, el señor Minguella informaba via telefónica a la directiva blaugrana que sus gestiones se habían completado con "toda normalidad" y
que emprendía el viaje de regreso a España con el documento de referencia.
Tenía previsto llegar el día, por la mañana, haciendo un alto en Madrid para visitar la Federación Española de Fútbol y hacer entrega del pase internacional de Marinho, con lo que éste, si Michels lo juzgaba oportuno, podría alinearse el domingo en Sarria.
Por su parte, la Federación Brasileña de Fútbol, también había enviado un "telex" a la Española, comunicandole la total solución del caso, telex, que casualmente este día 22, a las nueve de la noche, hora de cierre de las oficinas de la Federación Española, no había llegado aún a poder del organismo federativo. De todas formas, y dado que Minguella (conociendo el percal del burocracia en España y curandose de espanto), había decidido entregar en mano en la Federación, el pase del jugador
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