El 14 de noviembre de 1981, en "Can Barca" se implanto la era de las multas. Las había para todos los gustos. Por su motivo y por su: cantidad. Te la podías cargar si llegas tarde a un entrenamiento, si te sacan tarjeta amarilla en un partido, si te la muestran roja y también si antes de partir a un desplazamiento llegabas con refraso al autocar. De esta forma, no era extraño ver a los jugadores salir del vestuario en circunstancias, con el cabello por secar y con el "chandall" mal puesto. El autocar espera y la hora estaba fijada. Las entrevistas de los sábados iban a toque de pito, por decirlo de alguna forma y hasta los autógrafos casi solo se firmabann a medias. "Herr" Udo Lattek quería máxima puntualidad y no, admitía retrasos de la plantilla. A eso, la prensa lo llamo como disciplina prusiana, y es que ya conocía el percal que había en aquel vestuario, en los pocos meses que llevaba como entrenador blaugrana
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