El 15 de octubre de 1982, Enrique Moran recibía una buena noticia. Después de muchos días de tristeza, el exbético se mostraba más risueño que nunca. Hasta ahora sus dolores en la pierna le habían obligado a arbitrar los partidos de entrenamiento que jugaban sus compañeros, pero finalmente, este día. pudo jugar aunque fuera en inferioridad de condiciones. Y colgar la ingrata labor del silbato.
- "Hacía muchos días que esperaba este momento. Ya estaba harto de tener que conformarme con arbitrar los partidos. Hoy he visto que me encontraba bastante mejor y hasta he podido jugar con mis compañeros. Aún cojeo bastante pero estoy mejorando y ello es para mí muy importante".
- "Cuelga Morán el silbato?"
- "Sí, claro. Es una labor ingrata. Prefiero jugar".
- "Hacía muchos días que esperaba este momento. Ya estaba harto de tener que conformarme con arbitrar los partidos. Hoy he visto que me encontraba bastante mejor y hasta he podido jugar con mis compañeros. Aún cojeo bastante pero estoy mejorando y ello es para mí muy importante".
- "Cuelga Morán el silbato?"
- "Sí, claro. Es una labor ingrata. Prefiero jugar".
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