"Cementiri blaugrana. Gràcies a tots". Asi lucía una pancarta en la zona
del Gol Sud Baix del Camp Nou entre unos asientos vacíos que
contrastaban con los demás, ocupados. Esa iniciativa había sido
realizada por diversos grupos de seguidores del FC Barcelona y
confirmaba la huelga de animación que se iniciaba en este partido hasat
el final de la Liga, tras el fracaso de la grada destinada a ese fin.
Sin embargo, aquello fue solo una crítica, no una realidad.
Era el 10 de mayo de 2013, el estadio estaba vivo, como evidenciaron los aplausos y los cánticos en otras parcelas del recinto. De hecho, Carles Puyol espoleó al público al comenzar el encuentro ante el Deportivo. Su equipo, más que lápidas y cruces, necesita vitalidad y cariño para sobrevivir y no perecer.
Aunque, más que un cementerio, el Camp Nou parecía un aeropuerto. Sin detectores, pero con unos controles de seguridad en los accesos que se asemejaban mucho. Las dotaciones privadas habian aumentado y destacaban el cacheo y la revisión de las mochilas nada más entrar al recinto. No se salvaba nadie, ni siquiera los más pequeños.
La seguridad privada, cuya dotación se incrementó notablemente, y los Mossos d'Esquadra realizaron su trabajo. Pero había más en unas zonas que en otras. No era lo mismo ver cómo se protegía en los accesos de Tribuna que en los de otros sectores del estadio.
Por ejemplo, en el Gol Sud. Desde donde salió disparada la bengala en el "clásico" ante el Real Madrid que había desencadenado una oleada de polémicas. Sobre todo, la que ha conducido a proteger más el Camp Nou. En las puertas 47, 48 y 49 había unos 10 miembros de seguridad privada, junto al único perro detector de explosivos, pirotecnia y estupefacientes. Medidas eficaces pero no infalibles, pues algo se puede escapar, como confesaban algunas fuentes consultadas. De hecho, por allí entró directa a esa zona del estadio la pancarta de crítica. Otra, que caricaturizaba al presidente Sandro Rosell como Pinocho, fue retirada.
El público, sorprendido, aceptó la medida de seguridad, pese a que los más rezagados provocaron algún tapón ya que se cachea a todo el mundo. Tal vez muchos, incluso se perdieron el homenaje a Josep Maria Espinàs, Jaume Picas y Manuel Valls, escritores y compositor, respectivamente, del Cant del Barça, el himno del club. El primero se dirigió al público antes del inicio del envite. Y luego, como siempre, resonó su obra en el Camp Nou.
Era el 10 de mayo de 2013, el estadio estaba vivo, como evidenciaron los aplausos y los cánticos en otras parcelas del recinto. De hecho, Carles Puyol espoleó al público al comenzar el encuentro ante el Deportivo. Su equipo, más que lápidas y cruces, necesita vitalidad y cariño para sobrevivir y no perecer.
Aunque, más que un cementerio, el Camp Nou parecía un aeropuerto. Sin detectores, pero con unos controles de seguridad en los accesos que se asemejaban mucho. Las dotaciones privadas habian aumentado y destacaban el cacheo y la revisión de las mochilas nada más entrar al recinto. No se salvaba nadie, ni siquiera los más pequeños.
La seguridad privada, cuya dotación se incrementó notablemente, y los Mossos d'Esquadra realizaron su trabajo. Pero había más en unas zonas que en otras. No era lo mismo ver cómo se protegía en los accesos de Tribuna que en los de otros sectores del estadio.
Por ejemplo, en el Gol Sud. Desde donde salió disparada la bengala en el "clásico" ante el Real Madrid que había desencadenado una oleada de polémicas. Sobre todo, la que ha conducido a proteger más el Camp Nou. En las puertas 47, 48 y 49 había unos 10 miembros de seguridad privada, junto al único perro detector de explosivos, pirotecnia y estupefacientes. Medidas eficaces pero no infalibles, pues algo se puede escapar, como confesaban algunas fuentes consultadas. De hecho, por allí entró directa a esa zona del estadio la pancarta de crítica. Otra, que caricaturizaba al presidente Sandro Rosell como Pinocho, fue retirada.
El público, sorprendido, aceptó la medida de seguridad, pese a que los más rezagados provocaron algún tapón ya que se cachea a todo el mundo. Tal vez muchos, incluso se perdieron el homenaje a Josep Maria Espinàs, Jaume Picas y Manuel Valls, escritores y compositor, respectivamente, del Cant del Barça, el himno del club. El primero se dirigió al público antes del inicio del envite. Y luego, como siempre, resonó su obra en el Camp Nou.
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